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Mantua Visión

A los que reconstruyen el parque, Antonio Maceo.

A los que reconstruyen el parque, Antonio Maceo.

(Tomado de la TV local)
Si enamorarse significa dedicarse por entero a una idea que alimenta el espíritu e invita al altruismo, entonces podemos hablar de una historia de amor colectivo en un viejo parque de Mantua.
Tradicional en su empleo por niños, jóvenes y adultos en actividades culturales, deportivas y recreativas, el parque atesora una historia cercana al medio siglo de existencia.
En algún momento de nuestra historia lo nombraron, Parque, Antonio Maceo, pero una desventurada acción constructiva le cambió su nombre por el de, parque del estanquillo. Por demás, nunca exhibió efecto alguno que lo identificara con la figura del Titán de Bronce.
Un día llegó el momento de cambiar y para los que estaban acostumbrados a su antigua usanza, el cambio fue fatal. Ya no tendrían la sombra del árbol bienhechor y nada sabían del futuro que deparaba a un lugar, de tantas veces frecuentado, querido.
Hubo de iniciarse la obra venciendo dudas y aunando voluntades. Las fechas planteadas eran fantásticamente cortas y los trabajos difíciles y radicales.
Todo dependía de los hombres y los recursos.
La indiferencia del principio pronto cedió ante el esfuerzo de los hombres. Obreros de todos los sectores en Mantua han dado su aporte a esta obra de memoria histórica.
Cada mañana, un paso más, un nuevo detalle, algo que al anochecer, no estaba.
Como siempre ha sucedido a lo largo de estas semanas, nuestra cámara no fue lo suficiente rápida para captar el ímpetu de los enamorados de la idea que, al pie de esta, han construido lo que fue en un momento determinado, solo un esquema en papel  e ideas en la mente de los soñadores. En próximas ediciones continuaremos informando.   



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