Mantua en Cuba: Capolongo y el monstruo del lago Ness II
Más de 1.500 años de cuchicheos acerca de un monstruo que mora en el lago Ness, en Escocia mantienen viva una leyenda que atrae cada año a miles de turistas esperanzados con captar una instantánea de la criatura prehistórica, o al menos, de alguno de sus descendientes, que milenio y medio es mucho para un ser vivo.
En 1934 el cirujano Robert Kenneth Wilson mostró al mundo el supuesto retrato del monstruo que habitaba en las profundidades del Lago. 36 años después, el abogado estadounidense, Robert Rines, obtuvo una fotografía subacuática en la que se destaca una aleta romboidal, propia de nadadores pertenecientes a la era mesozoica. Según rumores del mundo académico, la instantánea coronó el cúmulo de "evidencias" necesarias para que las autoridades inglesas declararan al Nessie como, "fauna oficialmente protegida".
Aunque las pruebas aportadas hasta el presente carecen de rigor científico, dado el carácter circunstancial de las mismas, los habitantes locales, favorecidos por la atracción turística que supone un folclor milenario, argumentan en favor de su existencia.
De un tiempo acá, dos investigadores mantuanos -de la Mantua cubana- trabajan incesantemente para demostrar la inviabilidad de la leyenda escocesa. Por increíble que pueda parecer, la demostración se fundamenta en una tendencia actual, esgrimida por un historiador de origen italo -Domenico Capolongo- empeñado en echar tierra, más que desentrañar, los mitos y leyendas fundacionales de esta tierra noroccidental que alguien osó llamar, Mantua.
De modo que, si se ha puesto en boga aquello de rebautizar los orígenes de esta ciudad cubana, fundada hace más de 4 siglos, por navegantes italianos, peninsulares, o canarios -según la tradición oral- no causa ningún asombro que por acá se nos ocurra "demostrar" a los escoceses que la leyenda del monstruo que habita en su lago más famoso, no es más que eso: leyenda rural y nada más.
Nuestro mito, el mantuano, actualmente bajo la lupa de quienes pretenden rescribir la historia, descansa precisamente en las mismas aguas que ocultan al Nessie; un bergantín, una flota que lo persigue, una barrera coralina que no conocen, un naufragio y finalmente, una tradición oral y un culto a la virgen de las nieves. En la fría Escocia, una historia improbada, un macuto de aseveraciones y una magia de la que no se desprenderá la comarca que rodea el lago aunque sus vados y cimas sean peinados por la técnica de SONAR más sofisticada, solo para demostrar que los tiempos prehistóricos no volverán.
En fin, que la Mantua cubana, es el resultado de un río de nombre indígena -según Domenico- lo que, como hemos dicho en otras publicaciones anteriores a la hecatombe, le va de maravilla con el MAN-, por lo de, manjuarí, manjúa, majana, pero se le desarma con lo del TUA, pues al parecer, los siboneyes del occidente no eran muy dados a la segunda parte de la palabra.
No se me ofusquen los fans del Nessie, pues hay que reconocer que, a pesar del empeño de los dos caribeños por desenmascarar la leyenda escocesa, a propósito, a casi 8 mil kilómetros de distancia, sin haber puesto jamás un pie en las riveras del lago, es lo mismo que intentar arrancar un pedazo de leyenda local a los habitantes de esta porción noroccidental de Cuba.
Esfuerzos inútiles que, en ambos casos, tienden a cero. Así pues viva el Nessie y la Mantua cubana.
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