Se quemó Radonski.
No hay un latinoamericano de honor que no vea en la revolución que conduce el presidente Hugo Chávez Frías una esperanza real, una alternativa, un deseo sin segundas intenciones para el pueblo de Bolívar y para todos los que en este mundo trastocado y trasnochado tienen sed de justicia.
De ahí el seguimiento y el alegrón cuando algo bueno ocurre por el sur y también el acompañamiento en sus tragedias, que son nuestras en el dolor y la solidaridad.
Por estos días el proceso revolucionario venezolano se enfrenta al desafío de las ideas, de los hechos y del planteamiento resuelto de planes futuros que aguardan a una nación rica que, hoy, como nunca antes en sus casi dos siglos de independencia del colonialismo español, comparte la riqueza con los humildes y los olvidados.
Rebasada una década en la que no han faltado ataques arteros, un golpe de estado y hasta un golpe petrolero, la revolución que conduce el comandante Chávez se muestra como uno de los capítulos más limpios de la historia suramericana, seguida por millones, dentro y fuera de sus fronteras, y paradigma para el trazo de alternativas diferentes en otros países del área. Tales hechos son imperdonables para los anteriores círculos de poder y sus actuales caballos de batalla.
El candidato presidencial de la oposición venezolana – entiéndase oligarcas- Henrique Capriles Radonski, jura y promete que, “si ganara las elecciones presidenciales de octubre próximo continuará realizando asambleas populares en todo el país para de esta forma detectar, y solventar los problemas de cada comunidad”. Cualquiera, con vagas ideas del actuar de la derecha internacional, considerando la juventud de este muchachón y la energía que pone en su discurso, pensaría que, no es más que otro candidato posible con ideas “afines” a las que, por casi once años, Chávez y sus bolivarianos han puesto en práctica para devolver al pueblo el poder que nunca los Capriles de turno le permitieron hacer uso.
El caso es que, Radonski, se pasa con fichas. Y a todas luces intenta aislar- digo intenta- al presidente Chávez por medio de la retórica indecorosa de quien hace una campaña al más puro estilo gringo:
"Comparemos- dijo, en clara alusión al actual mandatario de Venezuela- una persona metida en un palacio versus nosotros aquí, en la calle, recorriendo pueblos, bajo el aire, con este sol (...) darle la palabra a la comunidad es mi clave (...) esta forma de trabajar quiero seguirla en el futuro”.
Al respecto, el diputado del PSUV, Ramón Lobo, declaró que, “si algún presidente ha estado vinculado al pueblo y sus comunidades ha sido Hugo Chávez. (…)
No hay que subestimar a Don Capriles; indudablemente su estrategia es cautivar y en esas artes, el lobo sabe como vestir piel de oveja. Recuerden que el de Caperucita pudo pasar desapercibido durante un tiempo prudencial.
Casi en la recta final de la campaña electoral se pudo conocer que, el programa que ha venido pregonando la oposición, no tiene nada en común con las atrocidades que pretende hacer si tomara el poder. Sitios digitales consultados aseguran que, el plan de gobierno que presentó Capriles Radonski al oficializar su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral, solo incluía propósitos generales, por lo que se deduce que, “algo más” cocinaba el “boy” entre bambalinas.
Casi en los finales de agosto último, David de Lima, dirigente opositor y exgobernador del estado Anzoátegui abrió la caja de Pandora al revelar un documento titulado, "Primeras ideas de acciones económicas a tomar por el gobierno de la unidad nacional 2013", pliego encaminado a demoler el poder económico del Estado y adoptar una pose neoliberal, es decir, vuelta atrás, después de tantos sacrificios.
Entre otras cosas, el Abogado y sus compinches, reducirían el papel del estado, abrirían los programas sociales a la inversión privada, y descargarían al gobierno de la responsabilidad material y moral que en la actualidad asume respecto a bienes y servicios que benefician a millones de ciudadanos de ese país suramericano.
Entre otros retrocesos, la manada plantea la reducción de hasta un 60% (…) las reparticiones por subsidios de alimentos que hoy se realiza en los términos de la misión Mercal (…), la subida gradual del precio del transporte público y la electricidad, la congelación de las pensiones, hoy vinculadas proporcionalmente a las variaciones salario mínimo y, por supuesto, la “devolución” de la industria petrolera al capital foráneo- léase los Yankees- con la consiguiente eliminación del uso social de los ingresos por concepto de exportaciones, lo que equivale al fin de las misiones que tanto bien hacen al pueblo de Venezuela.
Resulta tan alarmante, tan grosero, tan irrespetuoso que, bien podríamos explayarnos en un rosario de epítetos contra el “favorito” de la burguesía; el mismo que, sin mucho pudor confesara su “debilidad por las mujeres”, el de la “participación ciudadana”, el que pretende “resolver los problemas del pueblo en asambleas”.
¿Qué podría decir a millones de venezolanos y venezolanas que encontraron en la revolución la única vía para una vida digna y el único camino para dejar atrás la miseria, el analfabetismo y la mortalidad por falta de asistencia médica?, Así, con la asamblea, y ya, ¿Resolvió? Estaría por ver si de verdad este lobato tendría el estómago y el deseo de volver a recorrer las calles con su sonrisa hollywoodense y su “vocación por el aire y el sol”.
Dijo el Apóstol de nuestra independencia que, “todos los pícaros son tontos”, y a juzgar por los hechos, al señor Capriles se le ha desbordado el morral.
El idioma ha incorporado nuevas frases; cualquier cubano de esos que andan por nuestras calles, trabajan en nuestras fábricas o sudan en la construcción o en la agricultura, si escuchara los “proyectos” de este maldito con cara de actor, seguramente abriría la boca, pondría los ojos bien grandes y exclamaría consternado: ¡Ñooo, se quemó Capriles!
Ah, y un último dato tomado de Internet: El 17 de abril del año en curso, en la presentación del informe de gestión de Pdvsa en 2011, el ministro de Petróleo y Minería y presidente de esa corporación, Rafael Ramírez, informó que esa empresa aportó, solo durante el pasado año, un total de 30 mil 79 millones de dólares a los programas sociales promovidos por el gobierno.
¿Se imaginan lo que harían Don Radonski y sus sociales con ese dinero?
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